🌿 El lápiz de las dríades 🐦✨️

Dicen que, cuando el viejo árbol que habitan se muera, ellas morirán con él ... Que las dríades -las hermosas ninfas que pueblan cada rincón entre todas las hojas del mundo... entre raíces, ramas y flores- en sus manitas solo tienen el tiempo con el que cuenta el árbol al que están unidas ... La tarde que las vi por primera vez , una de esas tardes luminosas y tibias de principios de febrero en las que la vida se afana por renacer con tanta fuerza que es imposible que, sobre la tierra, haya alguna criatura -por anciana o niña que sea- que no perciba esa lucha, que no se estremezca ante ese grito mudo... John William Waterhouse,  Hamadríade  (1895) Que no alce los ojos al cielo y suspire de alivio: - Ya se van -se oirá decir a todos los ojos, muy bajito, casi con miedo-: las sombras, todas las sombras se van ya ... Esa tarde -decía-, las dríades me hicieron un regalo:  el precioso lápiz que unos duendes elaboraron para mí , siglos atrás , con madera de espino blanco y unas poquitas esm

37. La torre del viejo alquimista

Trygve M. Davidsen
Nimue me hacía cosquillas en la nariz
. Sin cansarse. Diligente. Habilidosa. Quería que abriera los ojos.

¿Dónde estamos?

Con los párpados pesados como piedras que trataran de llevar al condenado al fondo de un río, veía a la perrita mirarme desde arriba, desde lo alto de unos ojos que habían vuelto a sonreír.

¿Cuánto tiempo llevamos aquí?

No sentía dolor. Ni siquiera cansancio. No sentía nada, tendida sobre aquel lecho mullido, salvo esa extraña languidez que luchaba por arrojarme de nuevo a los brazos del sueño... 

- ¿Y Titus B.?


El pequeño viejo estaba allí. Lo vi al volver la cara. Pegado a una chimenea muy grande en la que ardía el fuego que calentaba la estancia en penumbra que nos acogía. Tendido boca arriba, los bracitos extendidos y extendidas las palmas de las manos, sobre el Libro Grande que se había abierto de par en par para hacerle de cama.

- ¿Nimue?

Respiraba tranquilo, pero a la sombra de sus ojos dos surcos morados se habían ido abriendo camino.

¿Qué le pasa?

- Tan solo duerme.

Sentí un escalofrío correteando por mi cuerpo. Esa voz ronca, cuasi artificial, había salido de algún rincón indefinido de entre aquel montón de sombras al que no lograba llegar la luz de la candela.

Nimue se apartó de mi lado y corrió hasta ella para tenderse a sus pies, zalamera.


✏️ Imagen de cabecera: Trygve M. Davidsen ✨️✨️

Este relato apareció publicado, por primera vez, el día 10 de marzo de 2013 en el blog Cuentos de Brocelianda

"Beato de Fernando I y doña Sancha" (BNE Vitr/14/2). Detalle
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✨️ Lola ✨️

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